Sigo dando lora con esto de la moda masculina, y como vivo en una ciudad donde se critica por hacer y por no hacer. Entonces voy a darles mucho mas de que hablar….
Cuando se trata de sofisticación, necesariamente vamos a tener que hablar del color granate, en Colombia le decimos vino tinto, pero en realidad se conoce como borgoña o burgundy en lo que a moda se refiere. Es un tono variante del burdeos, es ligeramente más oscuro, y un color muy otoñal. Esta variante tan intensa y decidida es un color perfecto para lograr un look imponente. Entre sus ventajas mas notables es que combina prácticamente con cualquier color, se puede combinar con grises, negros, azules, verdes, incluso colores de su misma tonalidad, como el granate, rojo o rosa.
Ya he hablado de la importancia de la cromática y la convergencia del color a la hora de uno vestirse, y es con este tipo de combinaciones donde se aplica toda la teoría. Este outfit se logra cuando el tono de saturación intensa que se basa en la coloración del vino se neutraliza con otro de su misma categoría. El traje tiene una textura en color uva metalizado, con apliques negros en los bolsillos y cuello del blazer.
La camisa sigue la tendencia de estampado natural de otoño, textura, pattern o miniprint importante para atenuar la fuerza del color primario y sobre todo para no ir a parecer un vampiro. Todo esto reacciona junto a una corbata que por su mezcla en poliéster, genera ese efecto de “viso”. El cinturón y los zapatos son de color cereza, con grabado y texturizado para no perder el toque característico del “Handwork” (hecho a mano), que los diferencia de los zapatos y correas fabricados en serie.
Recomiendo este tipo de outfits para los viernes o sábados, cuando no hay tiempo para cambiarse en la noche. Permite verse en el día vanguardista y sofisticado mientras se trabaja o se esta en la oficina, y en la noche, otorga ese toque de distinción y elegancia.