
Las calles de getsemani están llenas de Color, el ambiente bohemio se mezcla con lo tradicional del ambiente. Desde hace unos 6 años que las grandes casas se han reintentado como hostales para viajeros aguerridos, y no por ser objetivo de “mochileros” significa que los alojamientos sean paupérrimos, los precios varían por noche pero suelen ir desde los 30 mil pesos a los 80 dependiendo de los servicios y necesidades. Un hostal en especial llamado “New Friends” captura mi atención por tener un jacuzzi en la mitad, así que al entrar para refrescarme con una cerveza lo único que veo son extranjeros muy jóvenes en su mayoría, aprovechando el ambiente de la mejor manera, algunos suelen tener la cocina compartida asi que las comidas son colectivas, buen concepto para una sociedad en donde nadie le quiere hablar a nadie.
Así mismo, la oferta gastronómica del barrio esta llena de opciones desde un menú gourmet del día por 16 mil pesos, hasta un plato de alta cocina, se termina de complementar por el puesto de arroz con mariscos de la esquina, la arepa e’ huevo de la canasta o el puesto de limonada movil en bicicleta. Abundan los cafés con justa razón pues los extranjeros son locos con el grano Colombiano, sitio de lectura y mesas al paso, 3 veces el precio por debajo que en la ciudad amurallada. Es definitivo, Getsemani es el nuevo centro de Cartagena.
De noche es otro cuento, las luces de las calles se tornan diferentes, aquellos sitios que no abren en el día comienza su actividad en la noche. Los puestos ambulantes de comidas se cierran y arranca un nuevo escenario, es como si el barrio cambiara de turno. Esta zona puede considerarse la nueva joya turística de la Heroica sin dudarlo, calificada recientemente por la prestigiosa revista de finanzas y negocios Forbes como “el nuevo barrio más cool de Cartagena” en una de sus ediciones han hecho que muchos fijen la mirada a esta alternativa zona, lo curioso es que nada desentona, ni siquiera el hecho de que entre las escasas manzanas del barrio haya tres iglesias (la ya mencionada Santísima Trinidad, la de San Roque y la del Orden Tercero), estas puertas son testigos de la fe de los cartageneros y de las parrandas que van cambiando de temática y música a medida que se pasa a otra acera o cuadra. No es extraño ver a los habitantes compartiendo tranquilamente su espacio con los rubios extranjeros.
Sin lugar a dudas mi sitio favorito en Getsemaní es Demente un bar de tapas con el que conecte inmediatamente, su puesta en escena, su música y su puesta en escena lo hacen una parada vital dentro del barrio. Sitios que reinventándo lo tradicional hacen de su oferta algo único. De la carta mi recomendado para iniciar la noche es el “Corozo Collins” una variación del clásico del bartender Tom Collins pero en su versión raizal del jugo de corozo. Sorprendente y obvio, por que a nadie se le hubiera ocurrido antes !! Yo siempre he dicho que el corozo es una fruta sub-utilizada se lo comente a Shey Saad en mis ultima visita a Barranquilla, del corozo debería existir mermelada, mantequilla, postre, martini, cocktail, estracto y hasta olor de sampic. Como sea Demente se queda en mi corazón por su propuesta y cuando algo es bueno, vale le pena recomendarlo a ojo cerrado.
Me encantaria tener un espacio como este en Pereira, ambicioso sin ambiciones, lastima que la gente aquí sea tan reacia a todo lo nuevo, si no hasta me animaría. El ambiente de este bar de tapas es eclipsado por su servicio, espontáneo, chevere muy “cool” siguiendo la onda del mismo barrio, definitivamente esta destinado al éxito. Larga vida a Demente, empezando por la misma definición sugerida del sitio (Ver foto de referencia). Atrás, un patio que nunca imaginaríamos existiera con un gran ventialdor le da la bienvenida a los grupos de mas de 4 personas en donde con mesas mas amplias atienden eventos y grandes recepciones.
Se llega la hora de la cena y después de mucho pensar me decido por Gaucha Resto & Winehouse, fue imposible resistirme a su comicidad, es de esos sitios que te invitan a probarlo, un mesero Cucuteño me da la bienvenida y con solo echar un vistazo, quedo eclipsado. Esa decoración me recuerda a las trattorias del trastevere en Roma, melancolía de la buena. Pero esta muy temprano para comer, así que mi promesa de regresar para la cena se cumple. Mesa para 1 por favor !!
Tengo un dejavú de cuando estuve por primera vez en NYC, esa sensación de incomodidad de estar solo mezclada con la emoción de estar en un lugar extraño. Allí aprendi esa valiosa lección al entender que NUNCA estamos solos, siempre estamos con nosotros mismos y nuestra mejor amiga es a la que casi nunca le hablamos, nuestra querida Soledad. Así que decidí cenar con ella, hace mucho tiempo no nos veíamos. Siempre le había cancelado muchas salidas pero hoy por fin nos volvimos a encontrar, conversamos largo y tendido a través de los vinos, le conté del libro que estoy terminando, de la empresa nueva que estoy montando y de todas las decepciones del 2016. Obviamente le alegraron mas las promesas del 2017. Paso el aperitivo y la entrada fue para la Burrata, exquisita desde su preparación acompañada por una mermelada de arracacha, nuevamente Getsemani me sorprende con la propuesta de estos jóvenes chefs. Cosa mas que loca para preparar el estomago para el plato fuerte.
Mi noche termina concluyendo que el secreto radica en aprender a estar solo. Pero no como esos que se encierran en un cuarto y creen que eso es la soledad, yo me refiero a esa soledad propia que trasforma las ideas y pensamientos de aquellos que viven bastante acompañados.