Me atrevo a asegurar que The Queen’s Gambit es la serie más cuidada que se ha hecho en este año. El crédito no se lo lleva Netflix pues lo único que hacen como empresa es financiar la producción, por el contrario el reconocimiento debe ser para Scott Frank (el director) que hizo una adaptación más que perfecta de la novela de Walter Tevis.
Por estos donde sufrimos de una sobre oferta en las plataformas de streaming, elegir que ver debe convertirse en algo estratégico y que nos resulte inspirador pues de entretenimiento ya tenemos bastante, y justamente el papel de Anya Joy Taylor lo logra a la perfección, desde su lenguaje corporal y su preocupante inexpresividad hasta la sutileza del estilo propio y el vestuario que definitivamente no pasara desapercibido para los amantes de la moda. Realmente puedo asegurar que es la primera vez que alguien “modela una actuación” pues la caracterización de Beth Harmon estuvo a la altura que de seguro se va a llevar un premio Emmy o al menos un par de Globos.
Musicalmente tengo que aplaudir y ponerme de pie, todas las tonadas van de la mano con la historia tal vez producto de no “mandar a hacer el soundtrack” con el famoso de turno si no mas bien preocuparse en cuidar cada acorde, y justamente eso es lo que hizo el maestro @carlosrafaelrivera a quien no le digo maestro solo por formalismo, si no porque su producción fue realizada con total maestría, por favor no dejen de prestarle atención a la música que es igual de linda que la propia serie.
La narrativa de la serie es como un buen polvo; ni tan rápido ni tan lento. Lleva un ritmo calmado que permite mirar con detalle la construcción de cada personaje y allí es cuando se agradece que la producción haya optado por un formato de mini-serie y no cayeran en el error de contar todo a la carrera como es usual en las películas de Netflix sin tener que abusar de ese herramienta llamada flashback para contar cosas que en la mayoría de los casos resultan obvias para el televidente, creo que tiene las pizcas necesarias para mirar atrás eventualmente sin afectar la linea de tiempo principal y recurriendo a ella solo en casos necesarios para contar detalles trascendentales.
Si han de refrescar una figura feminista, deberían pensar seriamente en Beth Harmon, cuyo personaje aborda este tema con una hermosa sutileza sin despeinarse, sin castigarse, culparse y mucho menos victimizarse. Haciendolo igual que las grandes en la historia de la humanidad; alterando el sistema desde adentro y no como ese bodrio de Enola Holmes que resulta mas que obvio su populista apuesta por ese feminismo teenager de redes sociales que se desvirtua cada vez que Millie Bobby Brown rompe la cuarta pared. Reconozco que no le tenia mucha fe por ese estereotipo que tenemos de la típica modelo pero si Beth le cerro la boca a los ajedrecistas Anya le cerro la boca a los actores con una cosa en común; RESULTADOS.
No siento que Queen’s Gambit sea una mini-serie prefiero verla como una película de 8 horas pues su modo cronológico está establecido como una secuencia cuidada en cada capitulo, me encanta ademas que inspire a poner de moda un deporte sub-valorado (al menos para los latinos) como el ajedrez como una practica intelectual para una generación que cree que las exigencias mentales se quedan en Fornite.