Todos sabemos que la situación de Venezuela es cada vez más complicada. La migración del vecino país ha aumentado considerablemente durante los últimos años y Colombia es uno de los destinos inmediatos más interesantes para los emigrantes venezolanos.
Según cifras de la Secretaría de Desarrollo Social y Político del Municipio de Pereira, en el año 2017 llegaron a la ciudad 748 retornados (personas que salieron del país y regresaron después de un tiempo) y 550 migrantes, de los cuales 495 provienen de Venezuela. Estas son 1.500 personas que se añaden a la fuerza laboral o de emprendimiento de la ciudad, pero en vez de convertirse en una oportunidad de desarrollo económico para Pereira, los venezolanos pueden convertirse en una amenaza debido a las malas prácticas de los empresarios locales.
Gracias a la consultoría que llevo a cabo para Aguirre & Pregoneros me he dado cuenta de que muchos emprendedores en Pereira están empezando a contratar venezolanos recién llegados al Eje Cafetero, casi siempre para cumplir con trabajos que los mismos pereiranos no quieren llevar a cabo: limpieza, cocina, atención a mesas y otros servicios no calificados. Muchas veces, estos migrantes venezolanos son contratados de manera irregular (por no decir ilegal) con el fin de pagarles menos de lo que se le debería pagar a un trabajador colombiano. Y los venezolanos, acorralados por la situación económica de su país y motivados por la ilusión de convertir unos pocos pesos en miles de bolívares para su familia, trabajan por poco dinero.
Pereira es una ciudad intermedia con pocos habitantes, pero con una curva de emprendimiento muy alta. No obstante, muchas de las empresas constituidas en nuestra ciudad no duran mucho y los nuevos emprendedores buscan formas alternativas de contratación mientras encuentran un punto de equilibrio que les permita contratar por nómina. La contratación por prestación de servicios es alta entre las nuevas empresas y la contratación informal (acuerdos verbales en los que al trabajador se le paga por días o por horas) es mucho más común de lo que se creería.
Es por esta alta curva de emprendimiento y por la creciente informalidad en la contratación que muchos empresarios pereiranos se ven tentados a contratar venezolanos recién llegados a la región. A simple vista puede parecer una situación en la que ambas partes ganan: el migrante consigue un trabajo rápidamente y puede empezar a enviar dinero rápidamente a su familia, mientras el empresario consigue una persona que le preste servicios a una tarifa más baja. Pero esta idea aparentemente buena puede convertirse en un dolor de cabeza por múltiples razones. Veamos:
1. Al contratar venezolanos que no tengan permisos de trabajo usted está incurriendo en un delito. Estas personas, que están trabajando irregularmente, no tienen exactamente los mismos derechos ni pueden disfrutar de los mismos beneficios de los que disfrutaría un trabajador colombiano, pero eso no quiere decir que no puedan ir a quejarse frente a una oficina competente acerca de la práctica irregular de contratar extranjeros indocumentados o de contratar mano de obra sin ofrecer un contrato. La amnistía que otorgó el gobierno de Juan Manuel Santos para regularizar a cientos de miles de trabajadores venezolanos en Colombia ya se acabó, así que si usted quiere contratar un trabajador venezolano debería pasar por el proceso largo y complicado de tramitarle una visa de trabajo y contratarlo por nómina o por prestación de servicios.
2. El venezolano recién llegado al país es una persona desesperada, debido a la situación económica y política de su país. Esta persona que está dispuesta a aceptar un trabajo en el que le paguen poco y en el que probablemente no está poniendo en práctica sus verdaderas capacidades, es también una persona que está dispuesta a irse rápidamente cuando le ofrezcan una mejor remuneración o un trabajo menos agotador. Para usted puede parecer muy poco dinero, pero si a su trabajador le ofrecen 20.000 pesos más a la semana, va a irse sin pensarlo dos veces porque debido a la altísima inflación de Venezuela, 20.000 pesos colombianos son más de lo que un trabajador venezolano ganaría en un mes recibiendo un salario mínimo. Por ende, es imposible construir una relación de lealtad y beneficio mutuo con un trabajador desesperado.
3. La rotación de empleados se le convierte a la compañía en un problema, ya que se pasará mucho tiempo entrenando a personas para desempeñar una determinada función y estas personas no van a alcanzar a compensar el tiempo de entrenamiento recibido. Si usted contrata sistemáticamente empleados que se van a ir al cabo de unas semanas, en realidad no está ahorrando dinero sino perdiendo lo que invirtió en entrenamiento.
4. Existe un choque cultural entre los trabajadores venezolanos y los clientes colombianos, particularmente en nuestra región. Si los trabajadores colombianos (sobre todo quienes provienen de Antioquia o el Eje Cafetero) tienen fama en todo el mundo de ser amables y preocuparse en el servicio al cliente; los venezolanos en muchas ocasiones pueden ir más allá de lo esperado y eso el cliente colombiano no lo entiende. En muchas ocasiones los venezolanos se dan más licencias y muestran más confianza de la cuenta; se ríen más, hacen más comentarios graciosos y eso incomoda a la clientela. Hace poco estuve en Perú y me encontré un vendedor de comida venezolano a las afueras de un show de Bruno Mars. Este vendedor, ante mi negativa a comprarle uno de sus productos, me dijo a manera de chiste que las arepas que estaba vendiendo eran buenas para detener la caída del pelo. Yo soy calvo, lo sé y lo acepté hace años; pero no me gusta que un desconocido esté haciendo chistes de buenas a primeras con mi calvicie, menos si está tratando de venderme algo. Los colombianos no entendemos la jocosidad de los venezolanos, sobre todo al interior del país. Y no es que esté bien o mal. Simplemente hay una cuestión de incompatibilidad; y a los ojos de su clientela el que está quedando mal cuando se le hace un chiste de sobra no es el trabajador, sino la empresa.
5. Algunos empresarios pueden creer que al contratar venezolanos están haciendo un favor, cuando en realidad pueden estar contribuyendo a empeorar una situación compleja en la ciudad de Pereira. En este momento es difícil conseguir empleados para la prestación de servicios en la ciudad (pareciera que la gente no quiere trabajar sino en puestos altamente remunerados o hacer empresa), pero no por esto es una buena idea dar los puestos de trabajo a los inmigrantes irregulares. Según datos de la Cámara de Comercio de Pereira, aunque los índices de desempleo han llegado a estar por debajo del 10% en los años recientes, más del 50% de los empleos son informales y no incluyen prestaciones de ley. Al dar empleo a un extranjero usted puede estar contribuyendo a fomentar el resentimiento entre los desempleados, los autoempleados o los trabajadores informales de la ciudad. Estos sinsabores no solo se dan en los trabajos no calificados, sino también en otros cargos. Aunque sean minoría, algunos venezolanos logran salir del país con todos sus papeles en regla, homologan sus títulos profesionales en nuestro país y llegan a Colombia a buscar trabajos como profesionales o incluso como especialistas. Nuestra región tiende a tener una doble moral, en la que sentimos que estamos ayudando al prójimo si le damos un trabajo como conductor, como aseador o como mesero; pero nos sentimos amenazados si nuestro médico, si nuestro gerente o si nuestro veterinario es un extranjero (o incluso una persona venida de otra región del país). Así que por el bien de la compañía y por la idiosincrasia de nuestra región es riesgoso contratar venezolanos.
Para concluir, quiero recalcar que con este texto no quiero decir que los venezolanos no sean buenos trabajadores, o que sean malas personas. De hecho, he notado que algunos venezolanos que han llegado a nuestra ciudad empiezan a armar sus propias empresas (lo vi en un local de arepas en la Avenida Circunvalar) donde tanto los dueños, como el personal que trabaja son venezolanos; y es muy poco probable que hayan podido llegar hasta la ciudad de Pereira y obtener las licencias para hacer empresa si están obrando ilegalmente o por fuera de la ley. No estoy en contra de la migración de venezolanos a nuestro país, pero sí quiero advertir a los empresarios acerca de los riesgos en los que incurren al contratar venezolanos de manera irregular.
Para finalizar, quisiera compartir con mis lectores algunos enlaces informativos para que sepan de qué manera deben obrar si quieren contratar trabajadores venezolanos.
Este artículo de Finanzas Personales, explica de manera clara y detallada cuál es el procedimiento que se debe seguir para contratar venezolanos en Colombia y cuáles son las ventajas de contratar migrantes del vecino país (particularmente aquellos que están mejor preparados y mejor educados que nuestros connacionales): http://www.finanzaspersonales.co/trabajo-y-educacion/articulo/trabajo-como-contratar-un-venezolano-en-colombia/73625
También quiero compartir este artículo en el cual se dan luces acerca de cuál es el panorama de los migrantes venezolanos que llegaron a la ciudad de Pereira en años recientes: http://www.eldiario.com.co/seccion/LOCAL/panorama-de-retornados-y-venezolanos-en-pereira1802.html